No siempre estamos preparadas/os para afrontar el dolor, lo cual origina que se presenten emociones tan intensas que nos desestructuran y si no logramos gestionarlas adecuadamente, terminan en nuestro interior y buscan otras formas de expresión, incluso mediante alteraciones de la salud física. Al hablar de pérdida, es muy difícil encontrar que puede haber un beneficio en ello; la misma idea es tan chocante que incomoda, mortifica y enoja; sin embargo, si se habla de cambiar, modificar o transformar se puede dar cabida a la idea de que siempre que se pierde algo, también se gana algo. Perder implica un cambio, una transformación del transcurso de los sucesos, la modificación del curso de lo planeado, la capacidad de enfrentar lo imprevisto. No es fácil perder, no nos lo han enseñado, mucho menos que la pérdida pueda ser algo positivo. La pérdida origina frustración, ira, tristeza, pena, incluso melancolía por lo que hemos perdido. La sociedad nos ha inculcado frases como “no...